
Cuando llega la Navidad, llega la ilusión a nuestro hogares, esa emoción de compartir momentos entrañables con la familia y de disfrutar de tradiciones que pasan de generación en generación. Para los niños y niñas es una época mágica y es esperada con mucha emoción. La llegada de Papá Noel, los regalos, el calendario de adviento, la decoración de la casa, las historias de Navidad, etc. Durante los últimos años, la tradición de los elfos traviesos o Elf on the shelf es cada vez más disfrutada en los hogares españoles con peques. ¿No la conoces bien? ¡Sigue leyendo! Porque hoy en este artículo de La vida es algo más te vamos a contar cómo surgió la tradición navideña del Elfo de Navidad y te damos las normas para que la puedas recrear esta próxima Navidad.
La historia detrás del Elfo de Navidad
La tradición del Elfo de Navidad se ha convertido en uno de los rituales más divertidos de la época navideña. Además de entretener a toda la familia con sus travesuras diarias, el elfo fomenta el afecto al integrarse como un miembro más del hogar, enseña a los niños a cumplir normas, garantiza momentos de diversión compartida y mantiene viva la ilusión de la Navidad hasta el día de Nochebuena.
Todo comenzó en 2005 con la publicación del libro The Elf on the Shelf: A Christmas Tradition, donde se relata la misión de unos pequeños elfos que ayudan a Santa Claus a vigilar el comportamiento de los niños durante el mes de diciembre.
Según la historia, los elfos llegan a los hogares el 1 de diciembre, vestidos con su característico traje rojo y blanco. Cada familia debe darles un nombre, un nombre de chico si es elfo o de chica si es elfa y, a partir de ese momento, se convierten en parte de la vida diaria de la casa.
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Durante el día, estos duendecillos permanecen escondidos, observando las rutinas de los peques. Por la noche, mientras los niños y niñas duermen, los elfos viajan al Polo Norte para informar a Papá Noel sobre el comportamiento de los pequeños y regresan antes del amanecer.
Los elfos no solo cambian de lugar cada noche, sino que además suelen aparecer en situaciones inesperadas: dentro de la nevera, enredados en papel higiénico, metidos en la lavadora, pintando la comida, etc. Cada noche, papás y mamás esconden al pequeño elfo en un lugar distinto. Así, cada mañana los niños y niñas deben buscarlos y descubrir cuál ha sido la nueva ocurrencia.
El libro señala que los elfos permanecen en casa hasta Nochebuena, cuando regresan definitivamente al Polo Norte para descansar y esperar al siguiente año. Entre tanto, actúan como auténticos ayudantes de Santa Claus, llenando de sorpresa y emoción la cuenta atrás hacia la Navidad.
Las normas de la tradición del Elfo de Navidad
Cuando un elfo llega a una casa, lo hace normalmente el 1 de diciembre, acompañado de una carta de bienvenida del Elfo en la que se presenta y pide ser adoptado. En ese momento, los niños le ponen un nombre y, a partir de ahí, comienza la magia. Muchas familias incluso organizan una pequeña celebración, como una merienda especial de leche con galletas para dar la bienvenida oficial al nuevo miembro del hogar.
Cada noche, el elfo viaja al Polo Norte para informar a Papá Noel sobre lo ocurrido durante el día. A la mañana siguiente reaparece en un lugar distinto, a menudo en medio de una divertida travesura. Esa es la clave de la tradición, que los niños se levanten con ilusión para buscar dónde se esconde y descubrir qué ha estado tramando.
Existen algunas reglas que no se deben olvidar. La más importante es que no se puede tocar al elfo, porque perdería su magia y se convertiría en un simple adorno. Para evitarlo, los padres suelen colocarlo en sitios altos o fuera del alcance de los pequeños. En caso de que alguien lo toque por error, se debe escribir una carta sincera a Papá Noel y, además, habrá que espolvorear un poco de canela sobre el elfo para que pueda regresar al Polo Norte donde los médicos le curen. También se le pueden cantar villancicos para que el elfo se llene del espíritu navideño y consiga recuperar la magia.
Otra norma es que el elfo no habla con los niños y niñas, solo con Papá Noel. Con los peques se comunica a través de notas escritas o con gestos, pero nunca con palabras.
Además, el elfo debe aparecer cada día en un sitio diferente, de modo que la sorpresa y la diversión nunca falten durante el mes de diciembre.
Además, la tradición también puede incluir un intercambio simbólico. Los niños pueden preparar pequeños detalles para su elfo, como galletas, dibujos o incluso una mantita, mientras que el personaje puede dejar obsequios sencillos en su nombre o en el de Papá Noel, desde una fruta o un dulce hasta un mensaje de ánimo. Estos gestos mantienen viva la ilusión y hacen que la cuenta atrás para la Navidad sea todavía más emocionante.
En conclusión, el Elfo de Navidad se ha convertido en una de las tradiciones más divertidas y esperadas de diciembre. Sus travesuras, junto con las normas que lo rodean, mantienen viva la ilusión y ofrecen a las familias una forma sencilla de compartir cada día momentos especiales en la cuenta atrás hacia la Navidad.


